17.6.17

Imagina

Imagina un lugar de paz y sosiego, de absoluto silencio, de vida contemplativa y sencilla, donde se vive sin prisas pero con horarios, donde te hacen la comida pero tienes que poner y recoger la mesa, donde convives con hombres y mujeres de elevados principios morales, éticos y religiosos, donde te tratan con cariño y respeto, y una pizca de firmeza, donde te explican con esmero la tradición que desde hace años, o siglos, rige el lugar.




Imagina un lugar espectacular arquitectónicamente hablando, único en Europa, de orígenes medievales y tradición heredada, donde hay salas de iluminación contemporánea, y otras de gruesos y fríos muros, que han visto pasar largas vidas consagradas. Un lugar de celebración de ritos centenarios de una incontestable belleza, tan sublime como liviana, incluso para los ateos. Un lugar que esconde rincones naturales sólo accesibles a los valientes que, aunque sea por unos días, viven entre sus muros, y rincones eternos para los que ya han dejado esta tierra. Un lugar emplazado en un pequeño pueblo soriano al que da luz y vida, y cuya línea férrea, cual cordón umbilical, lo mantiene conectado y vivo tanto con el este como con el oeste.

Imagina un lugar ideal para meditar, un lugar de recogimiento y crecimiento espiritual donde encontrar la paz que el mundo mundanal te quita, un lugar para purificar el alma y desintoxicar la mente, un lugar tolerante con todas las creencias fundamentadas en el respeto mutuo, un lugar donde todos somos bien acogidos, un lugar al que volver cuando las fuerzas para seguir flaquean. Un lugar con el que soñar.

Imagina poder disfrutar de un lugar así, de un trocito de cielo, de un paraíso, de un jardín del Edén casi escondido y desconocido. Así es el último lugar que he visitado, y que por cierto, me he encantado. Queda recomendado. Gracias.

Energía, luz y amor.