31.10.16

El apego. Un verdadero mal espiritual

Hace poco leí, no sé muy bien dónde, algo que llamó poderosamente mi atención y que no he olvidado. La cita decía algo así como que "el apego es el mal de nuestros días" y sinceramente, no puedo estar más de acuerdo. He reflexionado mucho sobre ello y las conclusiones os las dejo aquí. 

Comenzaré diciendo que vivimos en una sociedad en la que tenemos apego a todo, y en especial a todo lo material. O esa es mi impresión. Según la RAE, el apego es la "afición o inclinación hacia alguien o algo". Yo iría un poco más lejos y diría que el apego de nuestros días es amar a las cosas casi más que a nosotros mismos y a nuestros semejantes. Tenemos apego a nuestro coche, a nuestra casa y a nuestro bolso, y ya no digamos a nuestro móvil, al cual queremos por encima de todas las cosas. ¡Casi no podemos vivir sin él!

El apego hacia un objeto puede ser la consecuencia de múltiples factores como el dinero que nos ha costado o el valor sentimental que ha acumulado con el paso del tiempo, entre otras. Y la mayor parte de las veces no nos damos cuenta que son sólo objetos, cosas materiales, inanimadas y reemplazables, que tienen el valor que nosotros les concedemos, y que a veces está muy por encima del valor que tienen por sí mismas. El apego a los bienes materiales nos encadena y nos ata a un círculo vicioso que nos ciega y que no nos deja ver lo que realmente merece la pena en la vida. Además, este apego suele conllevar un afán desmesurado por acumular riqueza material en el que olvidamos lo más importante, esto es, la riqueza interior, emocional y espiritual, la cual sí nos enriquece verdaderamente como individuos y nos ayuda en nuestro crecimiento personal. Pero ojo, no quiero que se me malinterprete. Saber admirar y contemplar la belleza que nos rodea, y que supone un acto de conciencia evolucionada, es también bueno y necesario para las personas. Pero de ahí a amar y querer poseer todas las cosas, hay una gran diferencia.


Sin embargo, no le tenemos apego a lo que realmente importa. ¿Y qué importa? os podéis preguntar... pues las personas que nos quieren, que están a nuestro alrededor y que forman parte de nuestra vida de una u otra forma, con las que pasamos nuestro tiempo y que realmente nos hacen disfrutar, esas personas que un día no estarán con nosotros y que echaremos de menos, esas personas que no son sustituibles por nada, y que conforman parte de los recuerdos y experiencias que atesoramos en nuestra mente y espíritu, y que nos enseñan valores universales, como el amor y la amistad, que nos hacen crecer como personas. Esas personas que nos sostienen a pesar de todo y que nos quieren tal y como somos.

Amamos a las cosas por encima de las personas y eso es un craso error, que quede claro. Desde aquí, hago un llamamiento a la reflexión sobre nuestra visión del mundo con el fin de aprender a valorar la verdadera esencia de nuestra vida. Debemos aprender a liberarnos y a ejercer el desapego, así como a deshacernos de todo aquello que nos arrastra y nos carga, con el fin de ir por la vida ligeros de equipaje, siendo completamente libres y felices. Creo que con ello, habremos aprendido una gran e importante lección.

¿Qué pensáis acerca del tema? ¿os habéis sentido identificados en algún momento con estas reflexiones u os habéis planteado cuestiones similares? Podéis dejar abajo todas vuestras impresiones.

Gracias por leerme y por compartirlo si te ha gustado.

Energía, luz y amor.